LA SOBREMESA, ¿UN HÁBITO EN EXTINCIÓN EN LAS
FAMILIAS PERUANAS?
Solo dos de cada diez familias la practican. Cada día se va perdiendo la
costumbre de conversar sobre las inquietudes, temores o hechos noticiosos luego
de un almuerzo, cena o desayuno.
“Estuvo rico, gracias”, no tiene que ser el único comentario que se diga en la mesa. Un desayuno, un almuerzo o una cena dominguera resultaba siempre ser el momento preciso para conversar sobre las últimas noticias de la semana, las inquietudes, los planes o los temores que nos preocupan. O servía para conocer más sobre la vida agitada que sobrellevaba cada integrante de la familia. Sin embargo, muchos han dejado de lado la tradicional “sobremesa” un rito que fortalece los lazos familiares a través de un dialogo espontaneo y profundo.
En la actualidad, la vida acelerada, el exceso de obligaciones,
el trabajo intenso, el cansancio, el estrés derivado de los compromisos
laborales y sociales y otras actividades y pasatiempos de la vida moderna
terminan atentando contra la vida en familia, en especial contra ese momento de
conversación fraterna y solidaria en torno a un comedor.
En nuestro país, solo dos de cada diez familias, practican
actualmente la sobremesa familiar, lo que significa que este rito de
fortalecimiento e integración de un hogar está al borde de la extinción.
Este compartir familiar, puede permitir que los integrantes
intercambien ideas y experiencias porque constituye un momento en que los hijos
pueden expresar sus dudas, sus preocupaciones o sus curiosidades a sus padres,
y viceversa. Por lo que es necesario rescatar este hábito familiar como una
estrategia para consolidar la formación emocional y espiritual de nuestros
hijos.
La familia ausente
Sin embargo, es común encontrar en el cuadro de un desayuno
familiar a un padre concentrado en la lectura de su periódico, a una madre pegada
al teléfono hablando a una amiga o familiar, a los hijos alternando cada sorbo
de su jugo con el envío de mensajes de texto a través del celular o superando
cada desafío de un playgame de mano. Es
decir, encontramos toda una familia ausente.
También, cuando los padres se sientan en la cabecera de la
mesa frente al televisor encendido, el dialogo familiar desaparece y con él la
sobremesa. “Lo que era por definición un momento de intercambio, reflexión,
dialogo profundo fue destruido por la televisión”
La sobremesa familiar genera también una buena digestión en
cada uno de sus comensales. Un detalle importante porque una buena digestión
influye en el estado moral de padres e hijos, y en un buen desarrollo de la
salud en familia.
Una adecuada sobremesa entonces asegura, hijos emocionalmente
estables, una efectiva relación con sus padres, además mejora la comunicación y
disminuye las probabilidades de la depresión, la angustia o los vicios. Así que
practiquemos esta buena costumbre, y rescatemos a la sobremesa de la extinción.
Tu familia te lo agradecerá.
“Y una buena sobremesa se disfruta mejor con una taza de café. Que
tengas un buen día…"
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