sábado, 1 de octubre de 2011

Cuando el equilibrio se rompe



La tiroides produce dos hormonas claves para el metabolismo humano, pero hay enfermedades autoinmunes que pueden alterar o dañar su funcionamiento. El déficit o exceso de hormonas tiroideas en el organismo genera síntomas que muchas veces pasan desapercibidos. Una prueba de sangre detecta el problema.

Con sus 20 gramos de peso, la glándula de la tiroides, es una de las de mayor tamaño en el ser humano. Se localiza en el cuello, delante de la tráquea y la laringe. Desde allí esta glándula de forma semejante al de una mariposa se encarga de producir y derivar las hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y triiodotironina (T3) a la circulación sanguínea. Estas hormonas regulan el crecimiento y el funcionamiento de órganos y tejidos, la temperatura y la generación de energía corporal, y en el feto son esenciales en el desarrollo del cerebro.

Para cumplir con su tarea, la glándula utiliza el yodo como prima. Pero como muchas veces ocurren imperfecciones, el funcionamiento de la glándula sufre alteraciones por diversas causas.

Una de las más frecuentes es la deficiencia del yodo. En el Perú esto no es un problema desde 1992 gracias al enriquecimiento con yodo de la sal de cocina.

En el caso de enfermedades autoinmunes, el organismo genera anticuerpos que estimulan a la tiroides a producir hormonas tiroideas en exceso (hipertiroidismo) o, por el contrario, la van atrofiando con la consiguiente disminución de estas hormonas en el organismo, como lo explica el doctor Eduardo Pretell, investigador de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y coordinador regional para América del Consejo Internacional para el Control de los Desórdenes por Deficiencias de Yodo. Alrededor de la mitad de personas con disfunción tiroidea no es consciente de su enfermedad porque desconoce los síntomas. 

Esta situación puede conducir a serias complicaciones, cardiovasculares principalmente, y puede comprometer la gestación y el desarrollo fetal.

Las personas con hipotiroidismo son friolentas, de metabolismo y pensamiento lento, sufren de estreñimiento, tienen la piel seca, el pelo y las uñas quebradizas y tendencia a la depresión. El hipertiroidismo, en cambio, genera sensación de mucho calor, aumento del apetito y pérdida de peso, insomnio, cansancio y palpitaciones.

Estas alteraciones, que también repercuten en la fertilidad femenina, se detectan con una prueba de sangre. 

El hipotiroidismo se trata con fármacos que interfieren la producción hormonal durante uno o dos años. La mayoría de los pacientes se recupera, pero en un 30% a 50% el problema reaparece. El hipotiroidismo se trata de por vida reponiendo las hormonas tiroideas.

"Es hora de que disfrutes de una taza de café y que tengas un buen día…"

No hay comentarios:

Publicar un comentario