La tiroides produce dos hormonas claves para el metabolismo humano, pero
hay enfermedades autoinmunes que pueden alterar o dañar su funcionamiento. El
déficit o exceso de hormonas tiroideas en el organismo genera síntomas que
muchas veces pasan desapercibidos. Una prueba de sangre detecta el problema.
Con sus 20 gramos de peso, la glándula de la tiroides, es una
de las de mayor tamaño en el ser humano. Se localiza en el cuello, delante de
la tráquea y la laringe. Desde allí esta glándula de forma semejante al de una
mariposa se encarga de producir y derivar las hormonas tiroideas, tiroxina (T4)
y triiodotironina (T3) a la circulación sanguínea. Estas hormonas regulan el
crecimiento y el funcionamiento de órganos y tejidos, la temperatura y la
generación de energía corporal, y en el feto son esenciales en el desarrollo
del cerebro.
Para cumplir con su tarea, la glándula utiliza el yodo como
prima. Pero como muchas veces ocurren imperfecciones, el funcionamiento de la glándula
sufre alteraciones por diversas causas.
Una de las más frecuentes es la deficiencia del yodo. En el
Perú esto no es un problema desde 1992 gracias al enriquecimiento con yodo de
la sal de cocina.
En el caso de enfermedades autoinmunes, el organismo genera
anticuerpos que estimulan a la tiroides a producir hormonas tiroideas en exceso
(hipertiroidismo) o, por el contrario, la van atrofiando con la consiguiente
disminución de estas hormonas en el organismo, como lo explica el doctor
Eduardo Pretell, investigador de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y
coordinador regional para América del Consejo Internacional para el Control de
los Desórdenes por Deficiencias de Yodo. Alrededor de la mitad de personas con
disfunción tiroidea no es consciente de su enfermedad porque desconoce los
síntomas.
Esta situación puede conducir a serias complicaciones,
cardiovasculares principalmente, y puede comprometer la gestación y el
desarrollo fetal.
Las personas con hipotiroidismo son friolentas, de
metabolismo y pensamiento lento, sufren de estreñimiento, tienen la piel seca,
el pelo y las uñas quebradizas y tendencia a la depresión. El hipertiroidismo,
en cambio, genera sensación de mucho calor, aumento del apetito y pérdida de
peso, insomnio, cansancio y palpitaciones.
Estas alteraciones, que también repercuten en la fertilidad
femenina, se detectan con una prueba de sangre.
El hipotiroidismo se trata con fármacos que interfieren la
producción hormonal durante uno o dos años. La mayoría de los pacientes se
recupera, pero en un 30% a 50% el problema reaparece. El hipotiroidismo se
trata de por vida reponiendo las hormonas tiroideas.
"Es hora de que disfrutes de una taza de café y que tengas
un buen día…"
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