Por lo general, los chicos que abusan de sus compañeros
provienen de hogares con malas relaciones familiares. Ya en el colegio, su
comportamiento es negativo y se refuerza cuando sus compañeros festejan la agresión.
Entérate de cómo ayudar a tu hijo a cambiar su comportamiento, en caso de ser
abusador.
No saber leer ni escribir, pero ya acosan a un compañerito del
colegio. Le pegan, lo muerden y hasta lo
amenazan para que no avise a la profesora. Si la agresión queda impune y nadie
ayuda a este niño agresor a cambiar su comportamiento, crecerá como un chico
violento y sus amigos terminaran acostumbrándose a ese maltrato, les parecerá que
la violencia es algo normal.
Modelos Positivos
En este tema hay que ayudar, en primer lugar, a la víctima,
pero no olvidemos que también el agresor necesita ayuda. En este sentido la
presidenta de Cepaz (Convivencia en Paz), señala que para ayudar a un niño
agresor a dejar ese papel, los padres deben darle modelos positivos, transmitir
valores como la tolerancia y el respeto, brindarles oportunidades para que
desarrollen habilidades sociales, así como oportunidades de éxito que refuercen
su autoestima por medio de actividades en las que destaquen. También se deben
establecer reglas claras en casa y orientar a los chicos cuando discriminan a
otras personas.
Se debe transmitir la política “no al bullying”, dejar en claro
que no se aceptará un comportamiento agresor, fomentar el desarrollo de la empatía,
la moral y la autorregulación emocional.
El Psicólogo no basta
No basta mandar al niño abusador al psicólogo para resolver
el problema. Toda la familia debe comprometerse con un cambio. Como manifiestan
los especialistas, es común que los padres de los agresores no tengan una relación
de pareja adecuada, peleen y se digan cosas insultantes. Eso percibe el niño,
sufre y perpetra la violencia, la traslada a otros ámbitos.
Si mejoran las condiciones de la familia, el niño puede
mejorar. En este proceso, es importante que los padres se afiancen como figuras
protectoras y figuras críticas, que establezcan límites y no favoreciendo la
impunidad, pues es un antivalor. Y ser constantes con lo que se dice, lo que es
regla hoy, también debe serlo mañana.
En suma el niño agresor necesita de mucho amor, reglas y límites
claros, así como una prohibición drástica de dañar a otras personas.
"Es hora de que disfrutes de una taza de café y que tengas
un buen día…"
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