Consejos para sobrevivir a la convivencia
Un presupuesto, una
cuenta en común y ahorrar son las recomendaciones.
Cuando Juana se casó
con su amado Juan, hace poco más de un año, estaba completamente segura que sólo
la muerte la separaría de él, quien había sido su novio de toda la vida. Ambos
tenían buenos trabajos, les gustaban las mismas cosas y se adoraban. ¿Qué podía
salir mal? ¿Divorciarnos Juan y yo? Ja ja ja. Na`que ver, chicas, que va, decía
Juana a sus amigas del colegio, quienes con menos de 30 años ya estaban divorciadas y con varios kilos de más, a
consecuencia de los embarazos, cada vez que ellas insistían que el amor no dura
para siempre.
Sus amigas le decían,
ya vas a ver cuando empiecen los problemas por dinero, de monotonía o de
llamadas a las tres de la mañana, ya te acordaras de nosotras, le repetían
ellas.
Hace no mucho,
Juana se acordó de esa frase. No por monotonía ni por llamadas misteriosas, felizmente;
pero si por plata que ya no alcanzaba como antes. Algunos meses no había suficiente
dinero para pagar las deudas o los gastos de mantenimiento del departamento. El
sueño de tener un hijo, ya no está más dentro de sus planes y ni que decir de
la idea de irse de vacaciones en verano. Las discusiones entre la parejita
feliz se hacían cada vez más frecuentes. ¿Cómo hacemos para pagar la tarjeta? No sé, tú
verás. Paga la luz tú. No te toca a ti. ¡Seguro que te vas a tirar toda la
plata tomando con tus amigos! ¿Pero dime, en que gastas tanto?, en peluquería seguro.
Luego de tantas
discusiones y estrés, Juana pensaba que ya no sería la muerte, sino el dinero
el que la separaría de Juan. Él también lo había pensado. Había demasiada
desconfianza por culpa de la plata y ninguno de los dos sabia como recuperarla.
La mayoría de las
personas que conocían a la pareja sabían que Juana y Juan estaban en crisis y
les habían dicho que los matrimonios se deben conducir como pequeñas empresas,
en las que tanto el hombre como la mujer deben aportar a una cuenta común para así
contribuir a la supervivencia de la familia. Una de esas personas les recomendó,
en primer lugar sincerar sus ingresos y tener una cuenta común.
“Pero así
Juan va a saber que gasto más de 500 soles en peluquería”, pensaba
Juana. “Pucha, si Juanita se entera de la cantidad de plata que se me va en
mis salidas de negocios, me mata”, se imaginaba Juan.
La verdad es que
los problemas se dan cuando no se sabe
en qué se está gastando la plata. En cambio a través de una cuenta común
donde salen todos los gastos, uno ya puede saberlo.
También es aconsejable
elaborar un presupuesto familiar por rubros (alimentación, vivienda, transportes,
vivienda, transporte, entretenimiento, etc.) y ahorrar para evitar deudas y
planes a futuro.
El presupuesto se
hace una vez al año, pero se va regulando mes a mes, en una planilla Excel o aplicación
similar para computadores o celulares. Así, Juan y Juana se podrían poner de
acuerdo en cómo gastar su dinero. Si se ajustan a ese presupuesto ya no van a tener
problemas. Va a haber confianza porque
se sabe dónde está la plata.
Valorar a la pareja
y saber negociar, también es la clave en el matrimonio.
Quinientos soles en
peluquería es mucho Juanita. - ¿Y lo que gastas con tus socios?- Ya mira
tenemos esta plata. Recortemos esto y esto, así podremos pagar las cuentas…
En tiempo de Navidad, cambiamos nuestra taza
de café por una caliente y aromática taza de Chocolate.
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