viernes, 30 de septiembre de 2011

Mujeres que pecan de buenas



Las mujeres salvadoras viven para los demás, se la pasan postergando sus propios planes y deseos en favor de su familia y amistades. Ponerse en primer lugar alguna vez sería saludable. Si no pueden, es que necesiten un psicólogo que les ayude a trabajar su autoestima y habilidades sociales.

La mujer salvadora o “bombero”, como asila llamo yo, siente la obligación  de ayudar siempre a los demás, se desvive por su familia y resolver todos sus problemas. Se la pasa postergando sus deseos y planes en favor de los deseos y planes de los otros. A decir verdad, es tan buena que a veces parece tonta.

En opinión de la facilitadora en psicoterapia, Margarita Lay, es usual que las mujeres asuman un papel sobreprotector. Y si esta cesión se hiciera con alegría y con gusto y no implicara un perjuicio físico, ni emocional, ni mental para la mujer, no estaría mal. El problema se da cuando la mujer no acepta este papel, sino que se resigna a él. Eso implica un malestar interior, una frustración, mientras que la aceptación voluntaria, no.

El efecto en los demás

Pero aun si una mujer asume su papel de salvadora o de buenita voluntariamente y con gusto, debe pensar que efectos genera en los demás. Sobre este punto, se debe plantear las siguientes preguntas: ¿estoy criando hijos temeros o conformistas, incapaces de decidir o actuar por si mismos? ¿Mis hijos se estarán acostumbrando a conductas abusivas hacia la mujer? Si los efectos son inconvenientes, es necesario cambiar. Lo más saludable seria aplicar el consejo de Buda: el noble sendero medio.

¿Pero cómo ayudar a este tipo de mujeres a cambiar de actitud? En opinión de algunos psicólogos, manifiestan que estas personas tienen que trabajar su autoestima y las habilidades sociales. Deben saber que no está mal que le den prioridad a sus propios asuntos alguna vez, que se den en su lugar, que hagan algo bonito para ellas. Está bien ser empáticos, pero ellas viven la empatía al extremo, viven más en los zapatos del otro que en los suyos.

Ser buena está bien, ayudar también, nadie lo duda. Lo que está mal es que una persona se coloque siempre en el último lugar y viva la vida de los demás, no la suya.

"Es hora de que disfrutes de una taza de café y que tengas un buen día…"

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